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El apego y las relaciones con los demás

De todos los mamíferos el bebé humano es el más indefenso, un potro, por ejemplo, a los pocos minutos de nacer se pone en pie. Si un recién nacido no fuera cuidado, no podría sobrevivir. Nuestra naturaleza posee un comportamiento innato que tiene la función biológica de protección y que es el apego.

La conducta de apego es la búsqueda y conservación de la proximidad con otra persona que se considera más capacitada para enfrentarse al mundo, y puede observarse a todas las edades, sobre todo en situaciones de emergencia, de miedo, fatiga o enfermedad. La figura de apego para el bebé desde su nacimiento es la persona que lo cuida y lo protege, por lo general la madre, el padre o ambos.

En función de cómo las figuras de apego respondan a las necesidades del bebé se dan 4 tipos de vínculo de apego:

1.- Seguro:

ap-segurp

Los padres/madres responden con:

  • Cercanía física, toman en brazos al bebé cuando llora, lo acunan, lo miran, sonríen, acarician y le hablan con cariño.
  • Satisfacen la necesidad del bebé y logran calmarlo en la mayoría de las ocasiones.
  • Son conscientes de que las emociones y necesidades del bebé son diferentes a las suyas, permitiéndole ser él/ella mismo/a.

El niño/a a medida que va creciendo puede salir al exterior, explorar y regresar sabiendo que será bien recibido y alimentado física y emocionalmente, reconfortado si está triste y tranquilizado si tiene miedo.

2.- Evitativo:

ap-evitativo

Los padres/ madres responden con:

  • Rechazo ante las necesidades insatisfechas del bebé y sus llantos.
  • Distancia ante el estado emocional del bebé.
  • Actitudes controladoras, intrusivas y sobreestimulantes.

El bebé se muestra frío, indiferente con el adulto y a medida que va creciendo es autosuficiente e independiente, mostrando una imagen de seguridad que no es real.

3.- Ansioso- Ambivalente:

ap-ansioso

Los padres/ madres responden:

  • Unas veces con cercanía física y emocional, pero otras se muestran ausentes física y/o emocionalmente por lo que los cuidados son incoherentes, inconsistentes e impredecibles.
  • En las ocasiones que no responden a las necesidades no hay rechazo.

El bebé rechaza a la madre o la busca con ansiedad, apareciendo la angustia de separación. A medida que crecen exploran el mundo con ansiedad o si sienten miedo, no lo hacen.

4.- Desorganizado:

 

Los padres/madres actúan con el bebé de una manera altamente incompetente y patológica por haber sufrido experiencias muy traumáticas o múltiples pérdidas no elaboradas en la infancia. Con frecuencia presentan patologías psiquiátricas crónicas, alcoholismo y drogadicción.

El bebé se vincula con los adultos de una manera caótica y cambiante: se apegan, se desapegan para apegarse a otro, pero siempre de una manera superficial y utilitaria, para protegerse de la frustración y la vulnerabilidad.

El apego en adolescentes y en adultos:

Los adolescentes pueden reparar y construir nuevos estilos de apego con base segura con sus iguales. Del mismo modo, los adultos también pueden construir nuevos estilos de apego con sus parejas o relaciones personales íntimas.

Es importante señalar que vínculos de apego tenemos muy pocos en nuestra vida, pero vinculaciones afectivas tenemos bastantes más. Las vinculaciones afectivas son las relaciones de afecto, respeto, admiración y cariño que se dan entre dos personas. Por ejemplo: podemos vincularnos afectivamente con el profesor/a de nuestros hijos o con la cuidadora de nuestros padres.

 

Tipos de apego en la adultez y regulación emocional

Los adultos con un estilo de apego seguro buscan con mayor frecuencia la proximidad con los demás, actúan de una manera curiosa y suelen expresar sus emociones de manera directa. Cuando no se sienten capaces de algo, buscan apoyos y regulan bien sus emociones.

Las personas con un estilo de apego evitativo suelen inhibir sus emociones negativas, pensamientos dolorosos y distanciarse de situaciones de apego (se ponen una coraza)  todo ello para minimizar el estrés asociado al rechazo. Al mismo tiempo, tienen cierta incapacidad para reconocer sus emociones y expresarse en este plano.

Las personas con un estilo ansioso-ambivalente buscan aproximarse a las figuras de apego con excesiva demanda (piden frecuentes pruebas de amor), hipervigilancia y preocupación, y tienen un exceso de pensamientos dolorosos y emociones negativas. Presentan dificultades para regular sus emociones y tienen miedo al abandono.

Los adultos con un estilo de apego desorganizado establecen relaciones de amor-odio, que frecuentemente son inestables. Sienten que no pueden confiar en los demás y presentan dificultades para regular sus emociones. Tienen miedo al abandono, pero al mismo tiempo dificultades para intimar.

De la dependencia  a la independencia:

Los padres/madres solemos querer que nuestros hijos sean independientes. Podemos facilitar la independencia de nuestros hijos estableciendo con ellos un vínculo de apego seguro.

Antes se han presentado como son las reacciones de los padres/ madres a las necesidades del bebé para establecer el apego seguro y en ocasiones pueden parecer muy difíciles de cumplir. Cuantas veces llegamos cansados del trabajo o de un día con muchas obligaciones y reaccionamos de mal humor. Para establecer un vínculo seguro no es necesario responder a nuestros hijos/as de un modo “ideal” todas las veces, es importante ser capaces de reconocer y expresar cómo nos sentimos, y por supuesto, buscar los apoyos necesarios cuando son bebés o simplemente lo necesitamos.

Al mismo tiempo para que nuestros hijos se autorregulen emocionalmente y sean independientes, primero hemos de aprender a regularnos nosotros y no tratar de que nuestros hijos se muestren independientes demasiado pronto. Se trata de respetar sus etapas de crecimiento, acompañándoles a descubrir el mundo a su ritmo. Por ejemplo, un bebé logra sentarse a los 6 meses, intentar que lo haga antes puede dañarle su columna. Es normal que un niño a los tres años tenga rabietas para autoafirmarse. Responder de un modo muy coercitivo daña su seguridad en él mismo/a.

En definitiva, cuando llegamos a la vida necesitamos que nos cuiden y nos protejan. La mejor manera de crecer convirtiéndonos en adultos maduros y autorregulados emocionalmente es haber establecido un vínculo de apego seguro con nuestros padres, pero la realidad es que en muchas ocasiones no es así, por lo que a medida que crecemos podemos encontrarnos personas con las que reparar ese vínculo inseguro y establecer relaciones de apego seguro.

No obstante, también puede darse el caso de que nos encontremos con personas con las que repetimos el mismo tipo de vínculo inseguro con el que nos cuidaron de niños/as o vivamos experiencias que nos lleven a relacionarnos de un modo insano. En estos casos, los profesionales de las Psicología son los indicados para acompañar a reparar el daño sufrido y reestablecer una manera más sana de cuidarnos y relacionarnos. En Policlínica los Millares la Psic. Cristina Cano,  especialista en el Enfoque de Soluciones Sistémicas y Terapeuta EMDR cuenta con una gran experiencia para  acompañarte y guiarte en este camino de sanación de tus vínculos de apego. ¡Tu salud mental y emocional  es primordial!

 

DESCUBRE EL TIPO DE APEGO CON TU PAREJA O PERSONA MÁS CERCANA SENTIMENTALMENTE

Piensa en tu pareja o persona cercana sentimentalmente.

– Si te sucediera algo, por ejemplo, te diagnosticaran una enfermedad o fueras al paro… ¿Te cuidaría, te daría compañía y seguridad?

– ¿Esta persona te da espacio para explorar, crecer o formarte?

  • Si tus respuestas son un SI a ambas preguntas, puede que con esta persona tengas un vínculo de Apego Seguro
  • Si respondes No a una de ellas o a ambas, puede que estés en un Apego Evitativo o Ansioso.

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