Es cada vez más común escuchar a las persona en los supermercados o incluso a los pacientes preguntar si determinado producto es «ultraprocesado», o afirmaciones como «no todos los ultraprocesados son malos».
Por ello, hoy queremos definir y aclarar que es un producto ultraprocesado y porque debemos evitarlo realmente, pues teniendo claro esto podremos identificarlos con facilidad y hacer cambios alimenticios en nuestro día a día que incidirán de manera positiva en nuestra alimentación y nuestra calidad de vida.
Los ultraprocesados son alimentos que han sufrido un procesamientos donde se les añade, retira, mezcla, texturiza, etc. una serie de ingredientes de baja calidad y/o donde el propio procesamiento disminuye su calidad. Lo que produce en nuestro organismo efectos perjudiciales en menor o mayor medida.
Productos envasados con más de cinco ingredientes entre los que se encuentran: harinas refinadas, azúcar, sal, aceite vegetales refinados, aditivos, que podemos encontrarlos con número E. Por ejemplo, la mayoría de sus ingredientes son conservantes, estabilizantes, resaltadores del sabor, colorantes, aromatizantes, emulsionantes, entre otros.
¿Por qué deberíamos reducir los ultraprocesados en nuestra dieta?
El escaso perfil nutricional de los alimentos ultraprocesados ya debería ser razón suficiente para reducir su consumo si queremos lograr una alimentación que proteja la salud.
Además, son alimentos con bajo poder de saciar al organismo y con alta respuesta glucémica induciendo cambios metabólicos nocivos; poseen grandes cantidades de sodio, grasas trans y saturadas y mayor densidad energética, todo lo cual puede afectar negativamente nuestra salud a largo plazo. Según diversos estudios están involucrados en los procesos de inflamación, diabetes e incluso cancer.
Por todo esto, es fundamental reducir los alimentos ultraprocesados en nuestra dieta y apuntarnos cada día más a cocinar y comer en casa, pues es la mejor manera de garantizar buenos nutrientes en la alimentación cotidiana y así, proteger al organismo de enfermedades propias de los malos hábitos de vida. A continuación, te presentamos una lista de alternativas para ayudarte con este gran paso alimenticio:
- La comida tradicional de toda la vida sin utilizar embutidos grasos: tocino, chorizo, morcilla, etc.
- Procura que las las verduras estén siempre presentes en las comidas principales: almuerzo y cena.
- Aumenta el consumo de frutas para postres y para tomas pequeñas como media mañana y merienda
- Prepara tus bocadillos de pan integral con jamón, atún o queso
- Elige galletas caseras sin azúcar
- Crema de cacao casera sin azúcar ni grasa de palma.
- Sustituye las bebidas gaseosas por batidos de fruta natural
- Para refrescarse en verano, agua con hielo, menta y limón es una gran opción.
- Que tus snack sean frutos secos.
- Chocolate negro > 70% sin azúcar añadido.
- Yogurt Natural.
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Si tienes duda con algún producto escríbenos en los comentarios o en nuestras redes sociales y nuestra Nutricionista María Morales te dará su opinión y como reemplazarlo por uno saludable.