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¿Eres víctima de violencia psicológica?

La violencia psicológica es una de las formas de maltrato que pueden darse en la pareja, la familia, el ámbito laboral o educativo. No utiliza el contacto físico, pero puede dejar graves secuelas en la psique de la víctima. La violencia psicológica puede ser una conducta activa o pasiva, de descrédito, sometimiento y/o menosprecio hacia otra persona; y se realiza de forma sostenida en el tiempo.

Con el paso del tiempo este tipo de violencia puede ir aumentando de nivel, intensificando su daño en la víctima, provocando daños psicológicos severos. Otro aspecto complejo de este tipo del maltrato es que en ocasiones el victimario lo ejerce de manera no consciente, dado que muchas formas de maltrato están legitimadas social o culturalmente.  

Ejemplos de violencia psicológica

Amenaza/Chantaje. Es una forma de control que genera miedo y sensación de culpa frenando su libre accionar.

Humillación y/o insultos. Es la denigración persistente generalmente ante terceros (amigos, compañeros de trabajo, familiares) o en la intimidad.

Monopolizar la toma de decisiones. Existen relaciones en que las decisiones son compartidas (amistades, pareja, etc.) sin embargo, en una situación de violencia, siempre es una las personas quien toma todas las decisiones a su conveniencia, esto aplica para situaciones como: manejo del dinero, el tiempo libre, e incluso puede llegar a incidir en la toma de decisiones sobre la vida personal de la víctima (no uses esa ropa, no aceptes ese ascenso laboral, no hables con esa persona, etc).

Control. Si bien existen relaciones en que el control es saludable (por ejemplo, el control de padres a hijos) se vuelve una práctica violenta cuando es excesivo “sobreprotector”. Existen otras relaciones, por ejemplo, entre parejas o amistades, en las que el control no es justificable, por ejemplo, revisar mensajes privados, escuchar conversaciones telefónicas, controla la ropa o imagen del otro, etc.

Comparaciones descalificadoras. La comparación permanente con otros empleados (en el ámbito laboral), personas del mismo sexo (en el ámbito de la pareja) o hermanos (en el ámbito familiar) para señalar falencias o defectos de una persona es una forma de maltrato.

Indiferencia. Esta es una conducta pasiva contraria a las anteriores, que sin embargo, cuando se mantiene en el tiempo, es considerada una forma de violencia psicológica. Se puede observar tanto en el ámbito de la pareja, como en el laboral o familiar, por ejemplo, indiferencia a los problemas de los hijos, a la presencia de la pareja, los logros de los alumnos o a las metas alcanzadas por los empleados, entre otras.

Burlas. Debemos tener presente que hay una fina línea que separa las “bromas” como una forma agradable de relacionarse cuando existe confianza, y las “burlas” que apuntan a la descalificación o denigración de otro. Y cuando esta situación de “burla” es constante y repetitiva en el tiempo, pasan a ser un acto de violencia psicológica.

Crítica. Todos podemos tener opiniones negativas sobre algún accionar o pensamiento del otro. Sin embargo, las críticas reiteradas y constantes al otro pueden ser uno de los elementos que construyan un comportamiento de violencia psicológica. Las críticas que apuntan a denigrar nunca tienen una forma constructiva ni fomentan el crecimiento del otro, por el contrario, destruyen y atacan directamente su autoestima.

Negar las percepciones o sentimientos del otro. Descalificar o menospreciar los sentimientos de alguien (tristeza, soledad, o incluso sus alegrías o logros) de forma sistemática y repetitiva provocan una incapacidad para expresarse, la desconfianza en el propio juicio y una baja de autoestima.

Acoso psicológico. Es una forma deliberada de violencia psicológica que busca destruir la autoestima de la víctima. Los ejemplos de violencia psicológica ya mencionados se utilizan como parte de una estrategia con el objetivo de crear un intenso malestar y angustia. El acoso moral se realiza con la complicidad del grupo, como colaboradores o testigos pasivos.

Consecuencias de la violencia psicológica

Sus consecuencias son múltiples y varían según la tipología y el contexto, pero es importante resaltar que por lo general desencadenan un deterioro de la autoestima y la independencia, aumento del estrés y puede incluso provocar patologías psicosomáticas o personalidades adictivas, psicóticas o violentas.      A continuación, mostraremos una tabla con las principales consecuencias según el ámbito en el que se dé este mencionado maltrato psicológico.

Es importante mencionar que esta publicación en netamente informativa y que, en caso de sospechar el padecimiento de este tipo de violencia o maltrato psicológico a nivel personal o familiar, se debe acudir a un psicólogo para evaluar la situación personal y poder ayudarle de manera personalizada.

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